Pater
A Luis, mi Padre.
En silencio,
la vida ha
marchitado tu
cabello.
Hoy, el tiempo escasea tu fortaleza,
pero yo en la
distancia te extraño, Padre mío.
Mi mente
dibuja tu sonrisa y
yo, temblorosa de nostalgia te descubro en una
foto perdida.
Mi mente ha
tallado profundamente tu recuerdo e
imagino que los años se mecen despacio sobre
tu rostro.
Añoro tu
caminar lento y sereno junto a mí.
¿Dónde puedo
hallar tu franca mirada?
Sé que el
leer una hoja del periódico te estremece
y que
una lágrima
furtiva se escapa hacia tu mejilla.
El no tenerte es una lucha constante.
El no escucharte es una llama ardiente.
Me consume.
¡Más no me
rindo!
Yo en mi silencio te invoco, Padre.
Amarilis
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